LA SALVACIÓN DEL FÚTBOL, CUESTIÓN DE ESTADO

Nada me encantaría más que hablar de fútbol puro y duro, luego de los cuatro partidazos que nos dieron las selecciones nacionales de Italia, España, Bélgica y Francia (OJO, LAS SELECCIONES NACIONALES Y NO LA NATIONS LEAGUE NI UEFA), sin embargo, tras el bochorno de la final que consagró a la campeona del mundo en el Giuseppe Meazza de Milán, lamentablemente me toca poner el foco en el arbitraje y en quienes manejan el fútbol asociación hoy en día, pues esto está condicionando seriamente la salud del juego.

EL PELIGRO DE LEGISLAR EL FÚTBOL CUANDO NUNCA LO HAN JUGADO

Creo que ya es bien conocida la historia, ¿no? Bien, en cualquier caso recapitulamos: recta final del encuentro que dirime al ganador de la UEFA Nations League 2020-21, pase filtrado de Paul Pogba buscando la carrera de un Kylian Mbappé adelantado en el momento del toque por un cuerpo, y Eric García yendo a tratar de cortar la jugada. El defensor del Barcelona no alcanza a rechazar el cuero del todo y la pelota le queda a Mbappé, quien define a placer ante la salida de Unai Simón. Fuera de juego, pensábamos todos, tanto los jugadores españoles que se decían, ‘tranquilos, no hay problema’, como la gente en el estadio y los que lo vimos por televisión. No obstante y para nuestra sorpresa, el árbitro Anthony Taylor terminó convalidando la anotación que dio finalmente el título a Francia.

Vamos por partes, cualquiera que medianamente haya visto fútbol sabe que un intento de rechace o una parada no rompe el fuera de juego, lo que sí lo desactiva es un control torpe, un pase mal hecho o cualquier acción voluntaria en la que el poseedor ceda el balón al oponente, pues es ahí donde ya se considera nueva jugada, y no en un intento de despeje o salvada que sigue siendo la misma secuencia. Así ha sido siempre desde que el offside pasivo ya no se cobra y así sigue siendo, pues, al menos que yo recuerde, no ha habido una modificación a la regla que diga lo contrario, y si la ha habido, no nos la han querido decir.

Segundo, en estas horas post partido ya han salido hasta de las piedras los “gurús negros” que, envueltos en la bandera el corporativismo arbitral, defienden a capa y espada que el gol de Francia es “legal”, puesto que según ellos la regla habla de “interferencia” del atacante en fuera de juego y no de “condicionamiento” sobre el defensor, como si estos dos términos no fueran exactamente lo mismo y como si el concepto de “interferencia” no se aplicara a la influencia en las decisiones de los defensores y solo respondiera a algo físico, por ejemplo, cuando el jugador en fuera de juego interfiere la visión del portero o su lance. Hay que recordarles a los “genios” que interpretan las leyes -y a los que les defienden a ultranza en las radios y en las teles- que el jugador García va al encuentro de la pelota por la influencia de un señor que está en fuera de juego, así que el señor que está en fuera de juego de inicio interfiere directamente en la decisión del defensor, por lo que es aberrante decir que el rozón del defensor habilita al ofensor, ¿o se piensan que de no haber estado Mbappé ahí Eric García iría al suelo para tratar de despejar?

Tercero, hay quienes incluso han tenido el descaro de sugerir que Eric García no debió haber ido a cortar –como si no fuera su obligación como defensor-, pues Mbappé estaba en posición anti reglamentaria. Sí, Einsteins, lo que ustedes digan, seguro que el chico tiene monitor con toma lateral en el cerebro.

Todos estos incisos nos hablan de un arbitraje que lamentablemente está controlado hoy en día por un montón de especímenes que no jugaron en su vida al fútbol y a los que por lo tanto les falta algo vital cuando hablamos de dirigir estos menesteres: CRITERIO. El gol que le ha dado a la Federación Francesa de Fútbol el distintivo de ser la única que ha ganado todas las competiciones existentes en la rama masculina debió anularse por fuera de juego meridiano y punto, sin más interpretaciones ni ganas de defender lo indefendible.

Lamentablemente, más que personas vinculadas realmente al fútbol los que rigen el juego hoy en día se parecen más a los millonarios de la serie Squid Game, esos enfermos que se extasían viendo el sufrimiento de los jugadores y apostando en su sala al calor de su whisky, su cocaína y sus putas, mientras que los que de verdad queremos el juego estamos marginados a un ultimísimo último plano.

HAY QUE MATAR AL VIDEO ARBITRAJE ANTES DE QUE ESTE MATE AL FÚTBOL

Una frase con la que me quedo de mis últimos tiempos escuchando las emisiones de la Cadena SER Catalunya y en concreto del programa ‘Què t’hi jugues?’ es la del célebre narrador Lluís Flaquer, quien sin ningún atisbo de contemplaciones sentencia “hay que matar al var (lo escribo intencionalmente en minúsculas) antes de que este mate al fútbol”.

Pues bien, creo que tras el fraude que ha sufrido el juego el domingo pasado, cabe hacer algunas reflexiones sobre este engendro tóxico que nos han venido a imponer desde FIFA a partir del año 2017.

Ante todo inconcebible e imperdonable es que el gol haya perdido sentido. Con la implementación de este cáncer resulta que ya no se puede gritar un gol, ni los jugadores lo deben celebrar (aunque lo siguen haciendo a riesgo de parecer estúpidos) antes de que el otro equipo mueva del centro del campo. Es decir, la experiencia del gol, el momento sagrado por el que venimos todos los que integramos el juego se ha visto distorsionado. Profanar el rito máximo del fútbol asociación es para mí la razón principal por la que esta herejía y sus herejes deberían ser excomulgados del juego.

Otra razón por la que este sinsentido no tendría que haber sido siquiera planteado es la pérdida de tiempo. Cuando el árbitro se demora hasta cinco minutos tocándose la orejita para escuchar a los inútiles a sueldo de la sala vor (otra vez minúsculas) y yendo a revisar la pantallita, ¿quién le regresa a los futbolistas y al ritmo natural del juego el tiempo perdido? Seguro que muchos tendrán en mente la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores 2020 entre Palmeiras y River, en la que Esteban Ostojich le anuló, y encima mal, tras mínimo cinco minutos de revisión el 0-3 del empate en la serie a Gonzalo Montiel. Luego no nos quejemos de que hay demasiadas lesiones musculares.

Por otra parte, que los árbitros en la actualidad ya no asuman su responsabilidad me parece ofensivo hacia el juego y hacia la misma historia del arbitraje, una profesión que ahora mismo carece de valor, pues a los encargados les dicen por pinganillo lo que han de hacer y lo que no. El ejemplo más visible es el de los jueces de línea, a quienes ya han adoctrinado para no levantar la bandera incluso en situaciones donde el fuera de juego es meridiano, pues total, ya harán la tarea los del cuartito, y si en el transcurrir de la jugada, tras no señalarse la infracción en el momento que debía señalarse, llega un defensa o el portero y le rompe tibia y peroné al atacante, ¡hala, que aquí no ha pasado nada!

Y a estas tres cuestiones podemos sumar fueras de juego ridículos, el señalamiento de los famosos penalenials y un montón de chorradas más que vulgarizan las leyes del juego y las prostituyen a la medida de quienes las manipulan todos los días y de los señores árbitros que las “aplican”. Demasiadas mutilaciones al espíritu del juego para que encima el día que precisamente se necesita que el video arbitraje haga algo como anular el gol de Mbappé, el linier, el árbitro central y el manojo de imbéciles de la sala miren para otra parte.

En fin, que en cuestión de arbitraje y gracias al dichoso var, que como siempre dije no erradica la injusticia sino todo lo contrario, la eleva exponencialmente, aquí ya nadie sabe qué es qué. Definitivamente, el inventito de Gianni Infantino y sus amigos no sale a cuenta.                      

UNA EXPLICACIÓN, UTÓPICA; ACCIÓN, NECESARIA

Como conclusión, opino que tras el escándalo del domingo (tampoco se señaló como penal a favor de España una mano de Presnel Kimpembe, de esas que son penalenials, pero que a criterio del arbitraje de la era var tendría que haberse pitado), los altos mandos de UEFA y FIFA tendrían que salir a dar una explicación y ofrecer disculpas a los que integramos la familia del fútbol mundial, pero está claro que prefieren esconderse.

Verán, siempre he defendido la presunción de inocencia del juego, pues para mí, como dijo Maradona, la pelota no se mancha, es sagrada. Sin embargo, que siga todo tan tranquilo ante este tipo de acontecimientos, y que encima organismos, instancias, árbitros, ex árbitros y medios de comunicación, lejos de condenar lo que pasó, busquen defensas ridículas me hace dudar de la honestidad de nuestro fútbol asociación, al que la única salvación que le queda se la podemos dar solamente con nuestra unión, la de los que EN VERDAD tanto lo amamos.  

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