¿La Rebelión de los Modestos? La belleza del Fútbol en el Real Madrid vs Sheriff Tiraspol de UCL

El Sheriff Tiraspol ha devuelto belleza a un fútbol sumido en todo menos en el deporte, tras ser dominado por su Goliat, el Real Madrid, que se cansó de fallar en los noventa minutos, los del estado no reconocido de Transnistria se llevaron los tres puntos en su visita al Bernabéu dentro de la fecha 2 de la UEFA Champions League.

El fútbol ha vuelto a demostrar que dentro del campo nada importa, ni tus ideologías, ni tu clase social, solo meter el gol dentro de los tres palos.

Un viejo taller de pescador en una isla de la costa de Massachusetts, corazón de Nueva Inglaterra. Un experimentado marinero del más puro estilo del Capitán Ahab, coge de las manos a su nuevo grumete, un chico con mucha biblioteca y poca mar… El caudillo del viejo Orca, al mirar las manos tersas y jóvenes del biólogo, embistió diciendo que eran manos de poco trabajo y experiencia. Zafándose con brusquedad, el joven marinero, a mitad de la borda en la popa del pesquero, dijo “No necesito todo ese cuento de héroe de clase obrera”.

Es una escena de Tiburón, la mítica película de Steven Spielberg, de 1975, film que cambiaría la historia del cine y de su industria. Con un guión fundamentado en la historia del USS Indianápolis y esta frase, esta justificación, me sirve de amparo ante cualquier comentario que le quite belleza al resultado del pasado martes.

Con 24% de posesión y tres tiros directos al arco, dos de ellos gol, el modesto Sheriff de Tiraspol, capital de la no siempre reconocida República de Transnistria, dentro, oficialmente, de Moldavia. Hizo la hombrada en su visita al Santiago Bernabéu, en la fecha dos de la UEFA Champions League, ante un Real Madrid que llegaba crecido, líder en Liga y que en la justa Europea venía de sacarle los tres puntos al Inter en el Giussepe Meazza.

1 a 2 venció el Sheriff al Real Madrid y podríamos argumentar muchas cosas, dependiendo de la perspectiva; justificando a nuestro club, que si “el planteamiento no fue el mejor”, por un lado, o que ‘no somos tan malos’ por el otro. Pero lo cierto es que en un deporte de once hombre contra hombres que luchan con todas sus cualidades y deficiencias por meter la pelota dentro de un marco de metal, el club moldavo quedará en los registros como aquel club pequeñito que como David, venció a Goliat. Formando ya parte de aquellas historias míticas que los aficionados a este deporte y, sobretodo, sus hinchas, no podrán olvidar.

Y es que, en un mundo del fútbol, dominado por el discurso aspiracionista del cambio, del querer cambiar la naturaleza de este juego que semana a semana borra las clases y sus luchas y une a los hombres dentro de un rectángulo verde, más allá de cualquier cosa. Un cambio que busca atraer a más gente, más consumidores, en miras del dinero que absorba toda la inflación económica creada en el entorno del juego, quitándole toda su picardía, su emoción, su pasado en el barrio, su mística quasi religiosa, robotizándolo, esta clase de historias, como el triunfo del Sheriff, en medio de tanto glamour del odiado fútbol moderno de comerciales y pasarelas, no hacen más que quedar en la anécdota, sino que sirven de recordatorio que esto, en el fondo, sigue siendo simplemente un juego. Uno muy grande que cambió a gran parte del mundo y que cada semana sigue entregando belleza y de qué sirve la vida, amigos, sin belleza.   

El Sheriff.

Y es que para el Sheriff de Tiraspol este triunfo no es solo una victoria futbolística, es una levantada de mano al mundo para decirnos que ahí están, para contarnos su historia, para no pasar desapercibidos. El campeón de Moldavia no solo ganó al Real Madrid y a millones de aficionados que simpatizarán con ellos como con aquel Leicester de la Premier 2-15-16, sino que consiguió poner al club y a su región en el mapa.

Transnistria.

Transnistria existe, por lo menos para gran parte de su gente desde 1990, cuando no quisieron formar parte de Moldavia, decidiendo vivir en un mundo distinto, como muchos otros que sin historias como la del Sheriff, no voltearíamos a conocer.

El autoproclamado país recibe subsidios rusos, aunque éstos tampoco los reconozcan y Tiraspol está llena de estatuas y simbología Soviética. Sheriff, es el conglomerado de empresas motor de la economía de Transnistria, y su club es el mayor escaparate de cara al mundo de la cultura y la historia de este país al margen del tiempo.

Es por eso que el triunfo del Sheriff no es solo en triunfo, es el recordatorio del fútbol nuestro, de una época en la que el mundo estaba dividido en dos grandes corrientes ideológicas y de una guerra fría, fría como la noche en Madrid.

Pero insisto amigos del fútbol, la belleza de este deporte no está en el héroe venido de abajo que derroca al gran líder, sino en este último y en el primero al mismo tiempo, porque los dos son parte de la misma historia, la historia de la humanidad representada en la belleza del fútbol, del triunfo y la derrota, la belleza de la vida misma.

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